miércoles, 7 de junio de 2017

La emotiva carta de una profesora con vocación


   Es evidente que no todos los  docentes ponemos el mismo empeño en nuestra tarea. Las causas son tantas casi como docentes hay, por más que tendamos siempre a la generalización y a agrupar en categorías (es decir, PREJUICIOS). La extensión de la carta evidencia que a esta mujer le gusta y le importa su trabajo.

   Esta es una carta publicada por el periódico Washington Post, escrita por una profesora y dirigida a un padre o madre imaginario que está preocupada por “ese” niño/a que siempre molesta en clases, que es hiperactivo o agresivo. 

  En una emotiva misiva (para los de la LOGSE, carta), la educadora canadiense Amy Murray explica a ese padre/madre todos los problemas por los que podría estar pasando ese niño/a que lo hacen ser como es y hacer lo que hace. Además, expone cuál es su labor como educadora para acompañar al niño/a y a su familia en el proceso y pide comprensión (algo que escasea cada vez más en nuestra sociedad).

  Amy Murray ha sido educadora en aula durante 7 años, 5 de ellos en Educación Infantil, y docente fuera del aula docente durante 10 años. Es decir, que algo debe de tener esta persona, pues no es una trayectoria excesivamente larga; sin embargo, es suficiente cuando se tienen las ideas y la vocación claras.

 Actualmente, trabaja por segundo año en la administración de un aula de educación infantil, donde es encargada de supervisar a unos 200 estudiantes menores de 6 años (nada menos). 

 Aquí va la carta...




  Querido Padre:


  Lo sé. Estás preocupado. Cada día, tu hijo llega a la casa con una historia sobre ESE niño. El niño que siempre está golpeando, empujando, pellizcando, arañando y quizás incluso mordiendo a otros niños. El que siempre tiene que sujetar mi mano en el pasillo. El que tiene un espacio especial en la alfombra, y que a veces se sienta en una silla en vez de en el suelo. El que tuvo que dejar el rincón de los bloques porque los bloques no son para que los tiren. 


  El que escaló la cerca del jardín exactamente cuando le decía que se detuviera. El que derramó la leche de su vecino por una rabieta. A propósito. Mientras yo le miraba. Y luego, cuando le pedí que limpiara, sacó todas las toallas de papel del dispensador. A propósito. Mientras yo le miraba. El que dijo esa palabrota en clase de educación física. 


   Te  preocupa que ESE niño esté distrayendo a tu hijo de la

experiencia de aprendizaje.

  Te preocupa que tome mucho de mi tiempo y energía, y que tu hijo no reciba su justa cantidad. Te preocupa que realmente vaya a hacerle daño a alguien algún día. Te preocupa que ese “alguien” vaya a ser tu hijo. Te preocupa que tu hija vaya a empezar a ser agresiva para obtener lo que quiere. Te preocupa que tu hijo vaya a quedarse atrás académicamente porque puede que yo no note que tiene problemas para sujetar un lápiz. Lo sé.

  Tu hijo, este año, en esta clase, a esta edad, no es ESE niño. Tu hija no es perfecta, pero generalmente sigue las reglas. Es capaz de compartir los juguetes pacíficamente. Ella no da vuelta los muebles. Levanta su mano para hablar. Ella trabaja cuando es hora de trabajar, y juega cuando es hora de jugar. Se puede confiar en que vaya directamente al baño y vuelva sin causar ningún problema. Ella piensa que las palabrotas son “estúpido” y “caca.” Lo sé.

   Lo sé, y estoy preocupada también.

  Verás, me preocupo todo el tiempo. PorTODOS ellos. Me preocupo por cómo sujeta tu hijo el lápiz, y cómo dice ese otro niños las letras, y la timidez de ese pequeño, y por la bolsa del almuerzo sistemáticamente vacía de ese otro. Me preocupa que la chaqueta de Gavin no le abrigue lo suficiente, que el papá de Talitha le grite por hacer la B al revés. Muchos de mis viajes en coche y duchas se consumen en esas preocupaciones.

  Pero lo sé, quieres hablar sobre ESE niño. Porque las Bs al revés de Talitha no van a ponjerle a tu hijo el ojo morado.

  Yo también quiero hablar sobre ESE niño, pero hay muchas cosas que no puedo decirte.

  No puedo decirte que le adoptaron de un orfanato a los 18 meses.

  No puedo decirte que él está sometido dieta de eliminación por posibles alergias a la comida, y que por eso tiene hambre TODO EL TIEMPO.

  No puedo decirte que sus padres están pasando por un horrible divorcio, y que ella ha estado viviendo con su abuela.

  No puedo decirte que estoy empezando a preocuparme de que su abuela beba…

  No puedo decir que su medicación para el asma le pone inquieto.

  No puedo decirte que su mamá es madre soltera, y que por eso la niña está en la escuela desde que abre, hasta el momento en que cierra, y que el viaje de la casa a la escuela dura 40 minutos, así que la niña duerme menos que la mayoría de los adultos.

  No puedo decirte que él es testigo de violencia familiar.

 Está bien, dices. Entiendes que no puedo compartir información personal o familiar. Solo quieres saber qué estoy HACIENDO sobre el comportamiento de ESE Niño.

   Me encantaría decirte. Pero no puedo.



  No puedo decirte que recibe servicios de logopedia, que una evaluación mostró un atraso en el lenguaje severo, que el terapeuta siente que su agresión está conectada a su frustración por ser incapaz de comunicarse. 

 No puedo decirte que me junto con sus padres CADA semana, y que ambos con frecuencia lloran en esas reuniones. 

  No puedo decirte que la niña y yo tenemos una señal secreta para que me pueda decir cuando necesita sentarse sola por un rato.


  No puedo decirte que él pasa su tiempo de descanso sentado en mi regazo porque “me hace sentir mejor escuchar su corazón, profesora.”

  No puedo decirte que he estado meticulosamente siguiendo sus accidentes agresivos durante 3 meses, y que ha bajado de 5 incidentes al día a 5 incidentes a la semana.

 No puedo decirte que la secretaria de la escuela ha aceptado que pueda enviarlo a la oficina a “ayudar” cuando noto que necesita un cambio de ambiente.


  No puedo decirte que me he parado en una reunión de profesores y que, con lágrimas en mis ojos, he ROGADO a mis colegas que no lo pierdan de vista, que sean amables con ella cuando estén frustrados porque golpeó a alguien DE NUEVO, y esta vez, JUSTO EN FRENTE DE UN PROFE-SOR.


  Lo que pasa es que hay TANTAS COSAS que no puedo decirte sobre ESE Niño. No puedo ni decirte las cosas buenas.



  No puedo decirte que su trabajo de la sala es regar las plantas, y que lloró con el corazón roto cuando una de las plantas murió en las vacaciones de invierno.

  No puedo decirte que le da un beso de despedida a su hermanita, y que le susurra “eres mi cielo” antes de que su mamá se la lleve en el coche.

  No puedo decirte que sabe más sobre tormentas que la mayoría de los meteorólogos.

  No puedo decirte que con frecuencia ofrece su ayuda para afilar los lápices durante el recreo.

  No puedo decirte que acaricia el pelo de su mejor amiga durante la hora de descanso.

  No puedo decirte que cuando un compañero está llorando, él corre a él  con su peluche favorito del rincón de lectura.

  La cosa es, querido padre, que sólo puedo hablarte sobre TU hijo. Así que, lo que te puedo decir es:

  Si, en cualquier punto, TU hijo, o cualquiera de tus hijos, se convierte en ESE niño…

  No voy a compartir tus cosas personales de familia con los otros padres de la clase.

 Voy a comunicarme contigo frecuente, clara, y amablemen-te.

  Voy a asegurarme de que haya pañuelos cerca en todas nuestras reuniones, y si me dejas, voy a tomar tu mano cuando llores.

  Voy a abogar por tu hijo y familia para que reciban la mayor calidad de servicios de especialistas, y voy a cooperar con esos profesionales todo lo que se pueda.

  Voy a asegurarme de que tu hija recibe amor y afecto extras cuando más lo necesite.

 Voy a ser una voz para tu hijo en nuestra comunidad escolar.


 Voy a, no importa lo que pase, continuar buscando y encontrando las cosas buenas, increíbles, especiales y maravillosas de tu hijo.


 Voy a recordaros a él y a TI esas cosas especiales y maravillosas, una y otra vez.



 Y cuando algún otro padre se acerque a mí, con preocupaciones sobre TU hijo… le diré todo esto, una vez más.

  Con mucho amor;

  La Profesora Amy Murray.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entre Maestros, la película

"Una experiencia educativa sin precedentes"