domingo, 17 de abril de 2016

Unas palabras de Nick

Leyendo el libro de Nick Vujicic "Una vida sin límites", me encuentro a cada paso con un mensaje importante que debiera anotar (amén de un montón de vocabulario cotidiano que desconozco y de construcciones sintácticas que me convendría anotar), pero como casi siempre, sigo adelante sin hacerlo. En esta ocasión he querido hacer una excepción para compartir ese mensaje con vosotros:

¿Alguna vez has perdido alguna oportunidad porque no estabas preparado para mostrar tu trabajo?

¿Alguna vez has visto con desesperación que alguien más entra por la puerta que no notaste que estaba abierta? ¡Aprende de esas experiencias y ajústate el cinturón, amigo! Alguna vez Walter Chrysler, el fundador de la compañía de automóviles que lleva su nombre, dijo que "mucha gente nunca llega a ningún lugar en la vida porque, cuando la oportunidad toca a su puerta, ellos están en el jardín buscando un trébol de cuatro hojas". 

A veces veo a la gente que compra billetes de la lotería en lugar de invertir en su futuro. La forma en que tú puedes invertir en tu futuro es trabajando mucho, enfocándote en tus objetivos y buscando el momento idóneo para dar el gran salto.

Si piensas que nunca tendrás una oportunidad, tal vez es porque no has cargado tu escopeta y no estás listo para disparar. Eres el único responsable de preparar todo para tu bienestar. Cuando llegas al lugar correcto, las oportunidades comenzarán a surgir, pero, si eres un resentido o ya organizaste una de esas fiestas para que todos sientan compasión por ti, olvídalo, nadie te va a sacar a bailar.  

Debes creer en ti mismo (¿acaso ya lo mencioné?). Debes creer en las posibilidades que habrá para tu vida, en el valor que tienes sobre este planeta. Si sientes que no deberías tener alas, entonces nunca podrás despegar.

Sal a sudar, ensúciate las manos, ponte a estudiar. Thomas Edison dijo que "a veces uno pierde las oportunidades porque las ve vestidas con un overol (mono de trabajo, castellanización de "overall")  y se da cuenta que costará trabajo aprovecharlas". ¿Tú estás listo para hacer todo lo que sea necesario?

Y este otro fragmento:



EL INDISCIPLINADO DEL CAMINO


En los primeros diez capítulos del libro te he ofrecido motivación y guía para encontrar tu propósito, para tener esperanza, creer en ti mismo, mantener una buena actitud, actuar con valentía, practicar la resistencia, dominar el cambio, formar relaciones que te otorguen poder y actuar cuando se presenten oportunidades que te acerquen más a tus sueños.


Pero ahora quiero que te pongas un poco loco, igual que yo. Sé que es ridículo, claro. De hecho, eso es exactamente lo que quiero que practiques, ser ridículo. Yo soy el creador de la reglas ridículas, las que estipulan que toda persona que viva y respire en este planeta debe comprometerse a hacer algo ridículo por lo menos una vez al día. No importa si se trata de correr el riesgo de verse ridículo por tratar de alcanzar un sueño o sólo porque quiera tener un poco de diversión ridícula.


Mis reglas ridículas surgieron de una de mis citas predilec-tas: “La imperfección es belleza, la locura es genialidad, y es mejor ser absolutamente ridículo que absoluta-mente aburrido”.


Esta intrigante frase se le atribuye a una persona que no es un modelo a seguir en particular, pero creo que la fallecida Marilyn Monroe se traía algo entre manos cuando la dijo. 


Por supuesto, estoy de acuerdo en que la imperfección es belleza, ¿cómo no habría de estarlo? Y tampoco se puede negar que la locura es genialidad —en el sentido de que, a cualquiera que se atreva a correr riesgos, algunos lo consideran demente y otros un genio. Y sí, es mejor ser absolutamente ridículo, gracioso, que absolutamente aburrido.

Tú puedes llegar a dominar varias de las lecciones que se ofrecen en este libro, pero, si no estás dispuesto a correr riesgos y si no te atreves a dejar que te llamen demente aquellos que dudan de tu genialidad, entonces tal vez nunca alcances tu sueño. Y, por favor, por tu bien y el del planeta, atrévete a ser travieso. No olvides reírte de ti mismo y de chocar los talones de vez en cuando para disfrutar del viaje.


Yo, al igual que mucha gente, me confieso culpable de tener un estilo de vida que implica horarios apretadísimos, demasiado trabajo y casi nada de diversión. Estaba decidido a convertirme en un evangelista exitoso y en un orador motivacional. Para afinar mis destrezas como orador, me fui de viaje y comencé a aceptar todas las invitaciones que me hacían para hablar.


Después de ocho agotadores años de viajar y hablar sin parar, me hice más selectivo. Es porque necesito más equilibrio.


Es muy fácil caer en la mentalidad de “algún día”:


"Algún día tendré todo el dinero que necesito para disfrutar de la vida".


"Algún día podré pasar más tiempo con mi familia".


"Algún día tendré tiempo para relajarme y hacer lo que amo".


Yo te invito a que, con las reglas ridículas, te aferres a tu libertad y ataques por dos frentes.


El número uno es el riesgo ridículo:


debes estar dispuesto a dejar a un lado a los que dudan y te dicen siempre que no, para alcanzar tus sueños. Algunos tal vez te han dicho que eres ridículo. Tu respuesta debe ser: ¡Pero claro que lo soy! A algunas personas les podrá parecer que es ridículo que hagas lo que te apasiona, pero es gente que no comparte tu visión. No puedes dejar que su condescendencia te arrebate tu sueño, al contrario, ¡debes usarla para avanzar todo el camino hasta la cima!


El número dos es la diversión ridícula: tómate un tiempo para disfrutar de la vida y de la gente que amas. Ríe, ama y diviértete ridículamente para que otros puedan compartir el gozo. Si tú crees que la vida es un asunto serio,¡imagínate la muerte! En esta vida llena de bendiciones puedes ser tan serio como desees, pero también date la oportunidad de jugar tanto como sea posible.


RIESGO RIDÍCULO

Hellen Keller perdió la vista y la audición en su niñez, pero se convirtió en una reconocida activista y escritora. Ella dijo que no existe una vida segura: “No existe en la naturaleza... La vida es una gran aventura o no es nada”.


Entonces, arriesgarse no es sólo parte de la vida, es la vida misma. Tu vida toma lugar entre el lugar donde está tu zona de comodidad y el lugar en donde está tu sueño. Es la zona de mayor ansiedad, pero también es en donde puedes descubrir quién eres.


Karl Wallenda, el patriarca de la legendaria familia que se dedicaba a caminar por la cuerda floja a grandes alturas, pulió el término cuando dijo que “estar en la cuerda floja es vivir, todo lo demás es pura espera”.



Todo practicante de salto libre, piloto de planeador y todo pájaro Kookaburra bebé sabe que la primera caminata hacia el borde es aterradora, pero que debe ir ahí si desea volar. Admítelo: cada día de tu vida podría ser el último, así que cada vez que sales de la cama es como si arrojaras los dados. No puedes ganar si no estás dispuesto a afrontar la derrota. Ni siquiera puedes ponerte de pie sin correr el riesgo de caer.

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